La seguridad de los aditivos que se añaden a los alimentos está siendo cuestionada.
Aunque se asegura que son inocuos porque se consumen en cantidades mínimas y han superado los controles sanitarios, la realidad es que hasta el 70% de la cesta de la compra de una familia media se compone de procesados llenos de aditivos. Esto hace que se vayan acumulando poco a poco en el organismo favoreciendo la aparición de diferentes patologías.
Se ha demostrado como ciertos aditivos generan reacciones alérgicas, problemas de absorción, dificultades en el transporte de oxígeno en sangre, daño en fetos de embarazas e incluso el aumento de la probabilidad de padecer cáncer.
¿Cuáles son y dónde se encuentran?
Aquí 3 ejemplos de los más controvertidos:
- E-102 Tartracina: utilizado en refrescos purés, patatas fritas, repostería, helados, etc. Provoca alergias y ataques agudos de asma.
- E-220 a E-228 Sulfitos: se encuentran en mermeladas, zumos de naranja, vinagres, encurtidos pastelería, vinos. Inactivan la vitamina B1 y pueden producir cefaleas o mareos.
- E-620 a E-625. Glutamatos. Presentes en salsas, comida preparada, productos cárnicos. Pueden causar presión en las sienes, dolor de cabeza, rigidez en la nuca e incluso problemas de fertilidad o ataques de ansiedad.
Un listado completo de aditivos clasificados por su número E- con todos los indicadores se puede encontrar en https://e-aditivos.com/Colorantes.html
Por nuestra salud, es necesario que los alimentos reales y naturales vuelvan a nuestra mesa. ¿Consumes alimentos frescos y ecológicos o procesados?
